Durante las 48 horas de performance, había dos restricciones:
La negación de voz
La imposibilidad de abandonar la delimitación de la instalación.
Un cuarto simbólico dotado de un cubo, un plato de arroz, agua, 2 manzanas, fresas, tinta y papel.
Poniendo a prueba sus límites y sus contradicciones, se cuestiona la práctica y el significado de los márgenes de la tolerancia.
Esta performance se presenta como una experiencia del mito de Penélope desde la vulnerabilidad subjetiva.
Los asistentes son invitados a formar parte de un juego donde deberán escoger y seleccionar distintas partes de su cuerpo parahacer moldes con ellas en cera, para su adquisición.